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(EFE) El RC Celta rompió el maleficio de la primera jornada en Balaídos, donde no ganaba en la jornada inaugural desde 2014, después de remontar el gol inicial de Kike García para el Deportivo Alavés, liderado por un sensacional Williot Swedberg, autor del gol del empate y asistente a Aspas, con un sutil toque, en el segundo.
El Alavés se encontró muy pronto con un regalo impagable. Damián y Fran Beltrán permitieron a Antonio Blanco pensar en la zona de creación, demasiada ventaja para un futbolista de tanta calidad. El cordobés puso un magnífico balón en el área celeste, a la espalda de Carlos Domínguez, y ahí Kike García sacó a relucir las carencias defensivas de su rival sobrepasado el primer cuarto de hora de juego.
Tan huérfano de fútbol como repleto de errores defensivos, el Celta recordó en la primera media hora al de la pasada temporada cuando Claudio Giráldez sustituyó a Rafa Benítez. Entró demasiado apático al duelo y solo reaccionó cuando fue capaz de ajustar sus líneas. A eso se unió un inicio accidentado con la tarjeta roja a Iago Aspas a los cuatro minutos, que luego el debutante Quintero González dejó en amarilla tras revisarla en el monitor.
El Celta no inquietó a Sivera en el primer tiempo, salvo en la jugada que acabó con el gol de Aspas en el minuto 42, anulado por un ajustadísimo fuera de juego de Tasos Douvikas, adelantado por escasos milímetros a su marca.
Giráldez, al que no le tiembla el pulso a la hora de realizar cambios, evidenció su disgusto con el juego de los suyos al descanso. Realizó tres retoques, dos en la línea defensiva, de nuevo señalada pese a la ausencia de Unai Núñez, uno de los jugadores declarados transferibles por la dirección deportiva.
Manquillo, Starfelt y Bamba se quedaron en el banquillo. El canterano Javi Rodríguez, el brasileño Jailson y el sueco Williot Swedberg, una de las sensaciones de la pretemporada, fueron la apuesta del técnico gallego para tener mayor protagonismo con el balón.
Y en apenas siete minutos, el Celta ya asustó más al Alavés que en todo el primer acto. Aunque la jugada estaba anulada por otro ajustado fuera de juego, Douvikas exigió en velocidad al central Abqar, rápido y efectivo para evitar su remate.
Luis García Plaza refrescó su once con la entrada de Hugo Novoa. Su equipo tenía bien estudiado al Celta. Los balones al área y a la espalda de la defensa eran sus armas para dañar al equipo gallego, mucho más vertical y peligroso en las transiciones. Otra carrera de Douvikas exigió a Nahuel Tenaglia, tan seguro como su compañero en el centro de la defensa.
El Celta ya mandaba, y la conexión Mingueza-Aspas obligó a Sivera a lucirse para evitar el tanto del delantero celeste. Un minuto después, sacó el disparo del exazulgrana. A la tercera ya no pudo evitar el golazo del sueco Williot Swedberg.
Tras el empate, la entrada de Luis Rioja reactivó al Alavés en ataque. El exceleste enmudeció Balaídos con un remate cruzado dentro del área pequeña que se marchó ligeramente desviado. El Celta estaba roto, sin pulmones, y los vitorianos disfrutaron de tres clarísimas ocasiones. Hugo Novoa, Stoichkov y Villalibre fallaron; y acto seguido Aspas, tras otra genialidad de Swedberg, sentenció para acabar con el maleficio celeste en la primera jornada.
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