Cuando Rafa Benítez ilusionó al celtismo


Benítez con su equipo (Foto: RC Celta) 

Aunque la llegada de Rafa Benítez al banquillo del Celta se oficializó el 3 de julio por cuestiones fiscales, fue hace ahora un año cuando se supo que el técnico madrileño sería el director de la orquesta del Centenario del Celta. El fichaje sorprendió porque no entraba en los parámetros de la era Mouriño, por su salario y por su estilo de juego. Desde la llegada de Carlos Mouriño al club celeste las apuestas habían sido generalmente por técnicos de juego ofensivo, y solo se había recurrido a técnicos "resultadistas" en situaciones desesperadas, como en el caso e Abel Resino y Fran Escribá, con la intención de salvar al equipo en las últimas jornadas. 

También sorprendía la apuesta por un proyecto a largo plazo, ya que el madrileño firmaba por tres años, pero se entendía que era la única manera de convencer a un técnico con un currículum impresionante. Rafa Benítez ha sido, muy de lejos, el técnico con mayor palmarés que ha fichado el Celta, y probablemente también con mayor salario en su centenaria historia. Por no hablar de su finiquito, que pondría en un aprieto al Celta en caso de un posible cese. 

Pero hace ahora un año a nadie le preocupaba el finiquito. Quien más y quien menos se ilusionó con la llegada de un técnico que había estado en muchos proyectos ganadores. Parecía que algo había cambiado en Casa Celta. La llegada de Benítez ilusionaba, no solo por su presencia, sino por la creencia de que la llegada del técnico madrileño venía condicionada por la formación de un equipo potente. El celtismo creía que Benítez no vendría a Vigo de no ser por tener garantizados ciertos fichajes que podrían subir el nivel del equipo. 

Luego los fichajes fueron más o menos los de todos los años, e incluso se vendió a Gabri Veiga, el gran pilar sobre el que se asentaba el futuro el club a nivel deportivo. El celtismo no esperaba un gran juego, pero sí que mejorasen los resultados y el apartado defensivo del equipo. Lo primero se cumplió, pero lo segundo nunca llegó. 

Es cierto que al analizar la trayectoria de Rafa Benítez en el Celta no se puede obviar que la fortuna nunca estuvo de su lado. Ni la deportiva, la que hace referencia al juego, donde el equipo seguramente mereció más en algunos encuentros de comienzos de temporada, ni tampoco hubo suerte con los árbitros, que tuvieron actuaciones lamentables en el primer tercio del curso. En parte por estos motivos el Celta no arrancó bien, y luego el experimentado entrenador tampoco supo reconducir el mal arranque. 

El Celta firmó números de descenso durante gran parte del curso, pero había tres equipos que eran todavía peores, y eso fue salvando al equipo durante gran parte de la temporada. A pesar de eso, la situación era insostenible, el juego del equipo horrible y los resultados decepcionantes. La plantilla no confiaba en él, y acabó costándole el puesto tras una derrota ante el Real Madrid en el Bernabéu. Tras su despido llegó Claudio Giráldez, que recondujo la situación y mejoró al equipo de forma notable. 

Pero más allá de eso, es innegable que Rafa Benítez ilusionó al celtismo como pocos entrenadores lo han hecho a la hora de ser anunciados oficialmente. El pasado del madrileño hacía pensar en un futuro prometedor para el Celta, pero desgraciadamente esto no acabó de ser cierto, aunque es innegable que su llegada nos hizo felices durante unas semanas. Ese fue su mayor logró al frente del Celta. 



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