Carlos Mouriño siempre ha presumido en público de poder contar con Luís Campos, un director deportivo que el Celta no se podría permitir con dedicación absoluta, según las palabras del ya expresidente del club celeste. Para ello el propio Campos ideó una novedosa fórmula consistente en trabajar para varios clubes a la vez.
Cuando el Celta lo fichó trabajaba para el Galatasaray, club que dejó rápidamente fichando de inmediato por el Paris Saint Germain. El club parisino es uno de los más grandes de Europa, con mucho dinero a su disposición y una exigencia tremenda. A Campos se le ve con frecuencia en París, está en todos los partidos, y en muchas ocasiones viaja con el equipo desde el hotel hasta el estadio en el autobús oficial. En una ocasión llegó a bajar al banquillo y dar instrucciones a los futbolistas.
En Vigo jamás se le ha visto en tales circunstancias. Afortunadamente no bajó nunca al césped de Balaídos, pero tampoco acompañó al equipo en el autobús, y su presencia en el estadio es muy poco habitual. Estuvo en Girona, aprovechando las conexiones aéreas y poco más. Por supuesto no forma parte del día a día del club.
Curiosamente en Francia ha recibido muchas críticas por no tener la dedicación necesaria al equipo parisino. Asegura la prensa francesa que en el Consejo de Administración no gusta el tiempo que debe dedicar al Celta. Los resultados no acaban de acompañarles en ninguna de las dos ciudades, así que su continuidad está en el aire, tanto en el PSG como en club celeste.
Después de dos mercados de verano y uno de invierno, la sensación es que, a pesar del enorme gasto en fichajes, el equipo no ha mejorado. Ni la llegada de un técnico de prestigio como Rafa Benítez ha permitido que el equipo obtenga los resultados que debería si tenemos en cuenta la inversión realizada. Este verano el equipo se volvió a quedar a medias, y da la sensación de que no poder estar al cien por cien es un hándicap.
Con el equipo metido en puestos de descenso, el mercado de invierno se convierte en una reválida para Luís Campos. El de Esposende tiene contrato hasta el 30 de junio de 2024, y para seguir en el Celta no solo debe mostrar su valía en este mercado, sino que es necesario que el equipo logre la permanencia, ya que es impensable que en Segunda División el Celta se pueda permitir su presencia, aunque sea de forma parcial. Y en todo caso habría que ver si el propio Campos estaría interesado en continuar en la categoría de plata.
Es decir, que el ejecutivo portugués se la jugará el próximo mes de enero. El Celta debe realizar varios movimiento para completar una plantilla que hace aguas.
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