La humillación no era jugar contra ellos


Foto: RC Celta

El 20 de mayo de 2008 se disputó la final de la Copa Galiza, antes denominada Copa Xunta. Fue una competición en la que participaban los ocho mejores equipos de Galicia, y que desgraciadamente no tuvo mucho recorrido. Ganó ambas ediciones el Celta que aquel día de mayo no atravesaba su mejor momento, después de fracasar en su intento de regresar a Primera División, y con el concurso de acreedores a la vuelta de la esquina. 

El Estadio de O Couto, en Ourense, fue el escenario de aquella gran final disputada ante el Deportivo, que se decidió en la tanda de penaltis después de un partido plomizo que finalizaría con empate sin goles. A falta de diversión en el terreno de juego, las aficiones ponían la salsa en la grada. Desde el bando coruñés, que por entonces se sentía intocable, con un equipo asentado en Primera División se cantó en varias ocasiones aquello de "el año que viene Celta - Depor B". 

Un año después no anduvo muy lejos el Celta de descender a Segunda B, en una temporada que se fue complicando en la recta final, y en la que Iago Aspas hizo su primer particular advenimiento para rescatar al equipo en aquel partido frente al Deportivo Alavés. 

Siempre se dice que el fútbol es cíclico y este es un buen ejemplo. El Celta salió reforzado del concurso de acreedores, se hizo fuerte apoyado en la cantera y logró regresar a Primera División y asentarse en la categoría. Al Deportivo le esperaba por delante un duro proceso concursal, y una gestión más ineficaz del mismo que primero lo convirtió en un equipo ascensor, y probablemente le ha llevado a los infiernos. 

En el año 2020, en plena pandemia de Covid-19, el equipo herculino certificó su descenso a la categoría de bronce, por entonces denominada Segunda B y ahora Primera Federación. 12 años después de aquel cántico que deseaba un enfrentamiento de su filial ante el Celta, se confirmaba que el filial del Celta era quien se mediría al todopoderoso Deportivo. 

En aquel momento la afición de ambos equipos esperaban que aquello fuese algo anecdótico. La "humillación" era que el Deportivo se midiese al Celta B, pero nadie dudaba que el paso del equipo blanquiazul por la categoría de bronce sería tan efímero como aquellos cánticos que deseaban lo contrario. 

Más de tres años han pasado desde la certificación del descenso del Deportivo, que ya encara su cuarta temporada consecutiva en la categoría, y este domingo se produjo el séptimo enfrentamiento contra el filial céltico. Este domingo Pablo Durán se unió a la lista de ejecutores del Deportivo. Primero fue Alfon, que con un doblete asaltó Riazor en su primer enfrentamiento histórico, después Javi Gómez, con aquel golazo sobre la bocina para dar el triunfo a los celestes en Balaídos, y este domingo le tocó a Durán, que robó los tres puntos del recinto coruñés con un gol antes del descanso. 

El histórico de enfrentamientos entre el Deportivo y el filial céltico es de 3 triunfos para cada equipo y un empate. La "humillación" no era medirse al equipo blanquiazul, era competir, mirarles a los ojos y ganarles. Volviendo al cuarto párrafo debemos recordar que el fútbol es cíclico, y no sabemos lo que pasará en el futuro, pero estos años siempre se recordarán con cariño y con la admiración que merece el filial céltico, plantando cara al máximo rival de Celta en esos enfrentamientos conocidos como "O Novo derbi". 

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