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Foto: Ricardo Grobas / Faro de Vigo |
El Celta celebra esta temporada su centenario, una efeméride que el celtismo ha vivido de forma muy especial pero que, lamentablemente, no está teniendo la conveniente respuesta en las actuaciones del equipo, que tras la disputa de las ocho primeras jornadas del Campeonato de Liga, ocupa puestos de descenso con tan solo cinco puntos en su haber.
La derrota del pasado lunes, con remontada de la Unión Deportiva Las Palmas incluida, ha sido un nuevo golpe de realidad para una afición que ya va asumiendo que la ilusionante temporada que esperaba no lo será tanto. La ilusión ahora mismo es una salvación, por lo civil o por lo criminal, para seguir un año más en Primera División jugando a la ruleta rusa cada vez que se abre el mercado de fichajes.
Durante muchos años, el Celta siempre apostó por técnicos "económicos". No era una posición prioritaria, o si lo era no lo parecía. Pero este verano decidió apostar fuerte a nivel económico con la contratación de Rafa Benítez, un técnico que lo ha ganado todo en el mundo del fútbol de clubes. Y cuando decimos todo es literal. Esa fue la apuesta del club para el centenario. Todo por Benítez.
El problema es que Benítez logró sus títulos con equipos muy buenos. Después algo tuvo que ver él, obviamente, pero la base era muy buena. Eso no se lo ha encontrado en Vigo, no para ganar títulos, que no es algo realista, sino para vivir una temporada tranquila, con buenos y malos partidos, pero sin sufrir por el descenso. Creo que esta es la máxima aspiración del celtismo, a quien desde la directiva le recuerdan constantemente que no tiene derecho a soñar, y que esto es lo que hay "porque somos lo que somos".
El club lo fió todo a Rafa Benítez, y prefirió guardar en el banco las cuantiosas ganancias que generaron los traspasos. El Celta cerró el mercado con un saldo positivo de casi 30 millones, pero con muchas dudas en la plantilla, que se están transformando en pésimos resultados.
¿Y ahora qué hacemos?. Llega el mes de noviembre, en el que a Carlos Mouriño se le calienta el finiquitómetro. Es evidente que el puesto de Benítez corre peligro, pero ojo, igual que su sueldo no es el de sus predecesores, tampoco lo es la indemnización por despido. Además, despedir al eje del centenario dejaría al equipo huérfano de su guía, en una plantilla en la que además participó en la confección. La situación ahora mismo es mucho más compleja que en cualquiera de los años precedentes. Si el experimentadísimo Rafa Benítez no es capaz de sacar jugo a este equipo, ¿quién será capaz?.
Pero claro, en el mes de noviembre, o cuando sea, siempre es más fácil despedir al entrenador que reformar la plantilla. Para ello hay que esperar al mes de enero, que ansía el propio Benítez, tal y como reconoció en la rueda de prensa. El problema es saber si el llegará a enero, y si llegado el caso en Casa Celta considerarán importante reforzar el equipo o volverán a jugar a la ruleta rusa. Al fin y al cabo siempre sale bien. Considerando como consideran que salir bien es salvarse, aunque sea de forma lamentable.
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