El Rayo Vallecano, próximo rival del Celta, uno de los equipos más en forma de LaLiga


Foto: Ángel Martínez / Getty Images

(EFE) El Rayo Vallecano, con su victoria de la última jornada frente al Real Madrid, refrendó el buen momento deportivo que vive, impulsado por un estilo de juego muy reconocible que le ha permitido ganar en lo que va de temporada también a Valencia y Sevilla, y empatar a domicilio ante Atlético de Madrid y Barcelona.

El equipo madrileño afronta la última jornada antes del parón con 21 puntos en la clasificación, a solo dos de la zona europea y once por encima del descenso.

Pese al buen rendimiento que está ofreciendo el equipo, el discurso que se lanza desde del vestuario, empezando por el entrenador, es el de la prudencia, reiterando que el objetivo es la permanencia y que hasta los cuarenta puntos, como mínimo, no estarán tranquilos.

Los números, sin embargo, reflejan que el Rayo, con solo 13 partidos disputados, ya ha sumado más de la mitad de los puntos necesarios de un objetivo al que esperan seguir acercándose en el próximo encuentro, el último antes del parón por el Mundial de Qatar, frente al Celta de Vigo, que está en zona de descenso.

El Rayo llega a ese partido en un buen momento al encadenar cinco jornadas sin perder y tres victorias consecutivas, la última frente a un Real Madrid al que lograron hacerle quince remates, marcarle tres goles y superarle en intensidad.

Esa intensidad, unida a la búsqueda de la posesión y un fútbol atractivo de toque con velocidad por los extremos son las tres señas más reconocibles del equipo que dirige Andoni Iraola, que en tres temporadas ha diseñado un proyecto que año a año va creciendo con éxito.

A diferencia de otras campañas, en las que se buscaba en el mercado de invierno un refuerzo que diera un salto de calidad, ese nombre está ya en el equipo. Es Raúl de Tomás, que no podrá ser inscrito hasta el 1 de enero de 2023 y en quien la plantilla, la directiva y los aficionados tienen depositada mucha confianza.

El objetivo del Rayo ahora es cerrar con una victoria ante el Celta de Vigo el primer tramo de la Liga antes del parón y ganar al Mollerussa para acceder a la segunda ronda de la Copa del Rey, una competición en la que hay depositada mucha ilusión y en la que el pasado curso llegó hasta las semifinales. 

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