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| Foto: Ozan Kose / Getty Images |
Cuando el Celta fichó a Emre Mor depositó grandes esperanzas en un joven futbolista nacido en Dinamarca, aunque de ascendencia turca. 13 millones de euros fue la inversión realizada por el club celeste por un jugador que no había podido triunfar en el Borussia Dortmund, pero que contaba con la plena confianza de la dirección deportiva y del club.
Lejos de triunfar en Vigo, Emre fue más noticia por motivos extradeportivos que por su rendimiento en el campo. Cuesta mucho encontrar una buena actuación del internacional otomano en las tres temporadas que militó en el Celta. Solo disputó 52 partidos, anotó 2 goles, uno de ellos en Copa ante el modesto Llanera, y dejó la sensación de ser una de las peores operaciones económicas del club, por no decir la peor. Un año antes de finalizar su contrato el Celta pagó medio millón de euros para librarse de él. Ese fue el triste final de Emre como jugador celeste.
Su siguiente destino fue Turquía, en concreto el Fatih Karagümruk, y allí empezó a destacar en la segunda vuelta del campeonato turco, ganándose el traspaso a uno de los grandes del país, el Fernerbahçe, que busca recuperar el trono del país después de ocho años sin lograr el título. Con Jorge Jesús en el banquillo, Emre Mor se ha convertido en uno de los jugadores clave de su equipo, y destacó este pasado fin de semana en la victoria ante el Istambul Basaksehir, un equipo que arrancó la temporada a gran nivel, y que claudicó (2-5) en su duelo ante el Fenerbahçe, con Emre Mor como estrella. Tras este triunfo, el equipo de Estambul consolida su liderato, con 3 puntos de ventaja sobre el Adana Demirspor.
En lo que va de temporada ha disputado 15 partidos oficiales, incluida la Europa League en la que participa su equipo, con un saldo de 3 goles y 1 asistencia, pero más allá de las cifras se ha convertido en un hombre muy importante para su entrenador, tanto que lo ha destacado en varias ruedas de prensa. Todo lo contrario que lo que fue su relación con los entrenadores en el Celta, siendo apartado por todos ellos en alguna ocasión, salvo Mohamed, que no estuvo el tiempo suficiente para llegar a cansarse de él.
Lo que estamos viendo ahora de Emre Mor es algo que muchos temían teniendo en cuenta su clase como futbolista. En Vigo demostró que no sabía jugar al fútbol, y que una liga de nivel como la española o la alemana le quedaba grande en ese momento, pero ha encontrado en el fútbol turco, de segundo nivel europeo, su mejor fútbol, y con su edad tendrá la opción de seguir creciendo y mostrando su calidad, que desgraciadamente no pudimos disfrutar en Vigo.
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