Y encima marca golazos


Foto: AFP

Pocos jugadores ejemplifican tan bien la importancia de la paciencia en el fútbol como Fran Beltrán. El centrocampista llegó a Vigo en el verano de 2018 y no ha sido hasta la cuarta temporada en el club cuando ha explotado definitivamente como el gran jugador que es. 

No es que sus tres primeros años hayan sido malos, pero en ninguno de ellos logró mantener la regularidad que le está llevando a ser considerado el mejor jugador del equipo esta temporada. Y a pesar de esa falta de constancia en su rendimiento, en Príncipe sostienen desde hace mucho tiempo que es uno de los futbolistas de mayor valor de mercado de la plantilla, y por eso han apostado por él con una renovación hasta 2026. 

En su extraordinaria progresión esta campaña influyen muchos factores. Por un lado la edad. Beltrán llegó a Vigo siendo una jovencísima promesa. Fue una apuesta del club que tenía muy claro que ahí había talento. Intentaron negociar con el Rayo Vallecano, pero ante las dificultades que ponía el conjunto franjirrojo decidieron apostar fuerte y pagar los 8 millones de euros que señalaba su cláusula de rescisión. 

Hace aproximadamente un año el propio futbolista manifestó en una rueda de prensa que necesitaba minutos, y que si no los tenía aquí le gustaría poder salir cedido para ganarlos en otro lugar. Ahí es donde entra la importancia de contar con un buen entrenador en la plantilla. 

Eduardo Coudet ha conseguido transformar a un irregular Beltrán en un futbolista de nivel. Asaltó la titularidad poco a poco, y cuando su rendimiento le hizo acreedor de más oportunidades, las encontró. A Coudet no le tembló el pulso para sentar, primero a Denis Suárez y después a Tapia, un futbolista que comenzó la temporada con la vitola de indiscutible y ha acabado siendo el recambio de Beltrán. 

A día de hoy ya nadie pone en duda su presencia en el once inicial, y encima ayer se descolgó con un golazo de esos que muy de cuando en vez nos regala. La pasada temporada ya le marcó un golazo al Huesca merced a su potente disparo exterior que, visto lo visto, debe poner más en práctica durante los partidos, aunque esa solo es una habilidad que sirve como guinda para un pastel repleto de virtudes. Casi es lo de menos, pero ¡cómo nos alegró ayer!. 

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