No a la invasión

Desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania podemos ver en los partidos de fútbol profesional el lema “No a la invasión”, algo que no sucede en los partidos de Primera RFEF. Tal vez eso fue lo que despistó a los aficionados celestes, que no entendieron como canalizar la alegría por derrotar al eterno rival, y de paso conseguir tres puntos muy importantes en la lucha del filial por mantenerse en la zona alta de la tercera categoría del fútbol español. 

En la anterior entrada algún usuario me pedía con bastante elegancia que condenase lo sucedido al final del partido. Hay tiempo para todo, y con paciencia y educación todo llega. Realmente la condena merece una entrada exclusiva para tratar de argumentar mi postura frente al vergonzo e incomprensible comportamiento de parte de la afición del Celta, que no toda. 

Porque la afición del Celta no está representada en los que no supieron gestionar la locura por el triunfo, como la afición del Deportivo tampoco está representada en los que la montaron en las horas previas al partido por varias de zona de Vigo. No, por mucho que todos ellos se lo quieran apropiar, el sentimiento de amor por su equipo no les pertenece. 

Y no me cabe la menor duda de que si algún día se diese la circunstancia de que el Fabril derrotase al Celta ellos invadirían hasta Inditex. Y sería igual de vergonzoso que lo vivido este domingo en Balaídos al final del partido. Puedo comprender las motivaciones después de que desde Coruña se calentase el (no) derbi toda la semana, pero era un buen momento para marcar la diferencia entre unos y otros, y desgraciadamente no lo hicimos.

En todo caso, lo vivido hoy justifica mis pocas ganas de que vuelvan los derbis entre el primer equipo del Celta y el Deportivo. Mientras que siga habiendo en ambos equipos aficionados inmaduros el resultado de esos enfrentamientos solo nos abochornará. Esperemos que la próxima vez que se den este tipo de partidos, las cosas hayan cambiado y podamos asistir a un encuentro de fútbol con pasión, rivalidad y buen gusto en los comportamientos de ambos.