El 16 de febrero de 2020 el Celta ganó al Leganés en Balaídos. Una agónica victoria que llegó gracias a un gol de Iago Aspas, ante un rival directo por la permanencia con el que el conjunto vigués jugó en inferioridad tras la expulsión de Bradaric en la primera mitad.
Por entonces ya se hablaba de un extraño virus que había confinado a una provincia de 50 millones de habitantes en China, pero nadie se imaginaba lo que podría afectarnos, ni que ese sería el último partido en Balaídos en quince meses. Los dos siguientes partidos los jugó el Celta como visitante ante Granada y Getafe, y el del Villarreal fue suspendido por la pandemia. Cuando el fútbol regresó lo hizo a puerta vacía, y así hasta la última jornada de la Temporada 2020-21, contra el Betis, con apenas un 25% de aforo permitido.
Ese partido ante el Betis de la pasada temporada fue el primero con público, y después de ese se han jugado otros tres en el estadio céltico, ante Atlético de Madrid, Athletic Club y Cádiz. Todos ellos saldados con derrota, es decir que la afición del Celta no saborea una victoria de su equipo en el estadio de Balaídos desde febrero de 2020. Es más, en el regreso del público a los estadios no ha podido ver a su equipo ni tan siquiera puntuar.
Este lunes llega la quinta oportunidad de conseguirlo, ante un Granada en horas bajas, y con una plaza de descenso en juego. El que gane sale de la zona roja. Solo estamos en la séptima jornada, y esto puede ser anecdótico, pero para un equipo como el Celta, pensado para cotas mayores, cuánto antes se aleje de estas posiciones, mejor.
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