El VAR enfada al celtismo.Y con razón


Foto: Carlos Cortés/Plaza Deportiva

El VAR llegó a La Liga hace más de dos temporadas con la esperanza de traer la justicia al mundo del fútbol. Y si bien es cierto que ahora es más difícil que se produzcan errores, parece inevitable que alguno se cuele, y es en la duda, es decir en aquellas acciones en las que resulta difícil tomar una decisión, incluso a base de repeticiones, donde siempre son perjudicados los mismos. 

El Celta lo ha sufrido en sus carnes en las últimas jornadas. Los goles encajados ante Atlético de Madrid y Elche fueron en acciones de fuera de juego milimétricos, donde la decisión siempre fue en contra del Celta, y resuelta en segundos, encontrándonos varios minutos después con unas rayas bastante extrañas, que más que aclarar hacían dudar más de la decisión tomada desde el VAR. 

La expulsión de Rubén Blanco ha acabado de enfadar al celtismo, que no entiende el motivo de la decisión tomada por Pizarro Gómez. El colegido no vio falta en primera instancia, y la sonrisa de Maxi Gómez le delataba. No había podido engañar al árbitro. Pero entonces apareció el VAR, que instó al colegiado a revisar la jugada en los monitores. Y claro, en esa tesitura estaba claro que señalaría falta, porque revisar una acción a cámara lenta es muy peligros, especialmente cuando la definición de la imagen no es adecuada. Y no le quedó más remedio que señalar penalti. No trato de exculpar al colegiado, pero es evidente que cualquier árbitro hubiese señalado lo mismo con esas repeticiones. Son aspectos que se deben mejorar para que el VAR se acerque más a la justicia real. 


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