Eduardo Coudet se marchó del Benito Villamarín preocupado por los despistes en la salida de balón que le estaban costando puntos a su equipo. Una pérdida de Denis Suárez ocasionó el 2-1, sin que el Celta fuese capaz de reaccionar. No era el primer fallo similar en uno de esos balones, antes se habían producido en otros encuentros, alguno sin consecuencia y otros más dolorosos.
Si estaba preocupado después de ese partido, más lo estará tras una nueva pérdida ante el Eibar que impidió la victoria celeste, siendo incluso más doloroso si tenemos en cuenta que esa fue la única ocasión del equipo azulgrana, en su único disparo entre los tres palos.
El fallo no es solo responsabilidad de Okay, que también, sino de la zaga que tuvo varias oportunidades para sacar el peligro pero le faltó contundencia para hacerlo. Después llegó la genialidad de Muto, con un gran pase para que Bryan Gil resolviese con la calidad que está mostrando en los últimos partidos. Nada que objetar ahí, pero antes de esa jugada el peligro se podría haber disipado, con mayor solidaridad y concentración.
Corregir esos errores es algo en lo que siempre inciden los jugadores al final del partido, y es evidente que Coudet ha tomado nota, pero siguen repitiéndose partido tras partido sin que llegue una solución. Habrá que trabajar más.
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