Y solo unos meses después inició su segunda etapa en Vigo. Llegaba en el mercado de invierno para reforzar un lateral izquierdo que seguía huérfano tras la marcha de Jonny. Juncà no estaba dando el resultado esperado, y ya no hablemos de Mazan, que saldría cedido en ese mismo mercado.
Olaza se pasó más de un mes sin jugar. El tempo competitivo es diferente en Europa y América, llegó en su pretemporada y lejos de la forma ideal para poder jugar, pero una lesión de Juncà en el Bernabéu le permitió debutar con el equipo en el famoso partido contra el Villarreal en el que comenzó “A Nosa Reconquista”.
Tras aquel partido ya nadie dudaba de que debía ser el titular en esa banda, y se acabaron los problemas en el lateral izquierdo. Desde ese día hasta ayer mismo lo jugó todo, salvo aquellos encuentros en los que estuvo sancionado o lesionado. Pocos jugadores tenían el status de titular que Olaza tenía en este equipo, y ese privilegio se basaba en su rendimiento, en sus asistencias perfectas desde la banda, e incluso marcando un golazo al Barcelona en el Camp Nou de libre directo.
Ayer disputó el último partido de su segunda etapa en el Celta. No sabremos si será la última. Es difícil saberlo en este fútbol tan cambiante. Desgraciadamente no hubo acuerdo con Boca Juniors. Poco sabemos de las negociaciones y de las motivaciones de ambas partes para frustrar un acuerdo que deja al Celta sin lateral izquierdo para disputar las cinco últimas y decisivas jornadas del campeonato. Se fue como llegó, en silencio, y dejando tras de sí el recuerdo de un buen futbolista.
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