Ocho años del fin de la pesadilla


El 3 de junio de 2012 el Celta ponía fin a una de las peores etapas de su historia. Cinco años en Segunda División repletos de penurias económicas, deportivas e incluso sociales, que daban paso a un nuevo equipo, repleto de jugadores de la cantera, con un notable rejuvenecimiento de la afición. 

Desde entonces, el club vigués ha sido capaz de sostenerse durante 8 años en la élite, llegando incluso a dos semifinales de la Copa y a otra de la Europa League. Nadie hubiera pronosticado algo así en las tres primeras temporadas del equipo en Segunda, cuando todo parecía conducir a una irremediable desaparición en un club ahogado por las deudas, que no acababa de arrancar tampoco a nivel deportivo. 

Todo cambió a partir de la llegada de Eusebio Sacristán. El vallisoletano apostó por la cantera, y con la llegada de Torrecilla a la secretaría técnica, el club comenzó a acertar en los refuerzos. Fue con Paco Herrera en el banquillo cuando dio el salto. El técnico catalán supo conjuntar los refuerzos llegados -David Rodríguez, De Lucas y Joan Tomàs- con los canteranos y llevó al equipo a la promoción de ascenso en 2011. 

Aquella fatídica tanda de penaltis de Granada retrasó la gloria un año, pero convirtió al Celta en un equipo más fuerte en todos los sentidos. El buen trabajo en la parte económica se vio apoyado por el fútbol y por una afición que renació y fue clave para lograr el ascenso un año después. 

Ese 3 de junio de 2012 fue un mero trámite. El ascenso real se consiguió siete días antes en Tarragona, pero no se pudo festejar hasta ese domingo ante el Córdoba, un partido que no fue tal, ya que el empate servía a ambos equipos. Fue aquel día cuando, por fin, pudimos poner punto y final a una pesadilla que había durado demasiado tiempo. 

0 comentarios:

Publicar un comentario