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Foto: LOF |
Filip Bradaric es uno de los tres fichajes del Celta en el pasado mercado de invierno. El internacional croata ha llegado en una temporada convulsa en lo deportivo, y coronado con la crisis provocada por el Coronavirus, que ha paralizado todas las competiciones deportivas en España y en gran parte de Europa.
Recluído en su casa de Vigo, Bradaric está alejado de su mujer y su hijo, únicamente acompañado por su entrenador personal. En una entrevista para la prensa croata, analizó la situación por la que atraviesa en Vigo: “Toda España de repente está abrumada por la preocupación y la incertidumbre. Leí que la esposa del Presidente Sánchez también está infectada. El Coronavirus se está extendiendo y Vigo ha cerrado todos los cafés y restaurantes”, explica.
El futbolista explica que “ahora dejamos de entrenar y cerramos el campo de entrenamiento. Estoy en casa, entrenando, mejor dicho realizando entrenamientos para mantenerme en forma estos días con la esperanza de que todo se arregle pronto”, apuntó.
Sobre su nueva ciudad indica que “ciertamente es una ciudad hermosa junto al mar, en el Atlántico. No sé si es muy turístico, si es como Split, no lo he estudiado, estoy brevemente aquí, pero hay similitudes. Me gusta estar junto al mar, así como estuve en Cagliari. Paseo marítimo, cafeterías, restaurantes. Ahora está todo cerrado”, lamenta.
Sobre la pregunta de si le gustaría quedarse en el Celta, indica que “no me importaría. El club y la ciudad me gustaron” apunta el centrocampista, que juega cedido por el Cagliari hasta el 30 de junio del presente año.
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