Óscar García da la vuelta a la situación


Foto: Marta G. Brea/Faro de Vigo
Entre el celtismo existía una coincidencia casi total en la necesidad de un relevo en el banquillo. Fran Escribá hizo un gran trabajo el pasado curso para salvar al Celta de una situación muy complicada, pero con la nueva temporada parecía no estar siendo capaz de sacar partido a una plantilla muy completa. 

Sus últimos encuentros fueron un ejercicio de impotencia, que quizás se pudo haber evitado con una destitución más prematura. Sin embargo, el Celta mantuvo la tónica habitual de dar mucha confianza a los entrenadores, algo que resultó ser bastante negativo para el equipo. 

La duda era encontrar un reemplazo adecuado. No es lo mismo llegar a principios de curso, con toda una pretemporada para implantar los conceptos deseados, que hacerlo a mediados de temporada, con una plantilla que no necesariamente se adapte al libreto del técnico de turno. Por eso la llegada de Óscar García era una incógnita. 

Al técnico catalán no le acompañaron los resultados en sus primeras semanas, aunque las sensaciones del equipo eran radicalmente distintas. Por fortuna, en las últimas jornadas ha logrado sumar a esas buenas sensaciones, resultados positivos, cambiando completamente la moral de un equipo, que ha sido capaz incluso de vencer adversidades como la del pasado domingo, cuando tuvo que estar durante más de 70 minutos con un jugador menos, lo que no fue óbice para una victoria cimentada con un gol de Aspas en la única ocasión clara del partido. 

Este es otro equipo, y gran parte del mérito reside en la batuta de Óscar García, que ha logrado cambiar radicalmente al equipo, ayudado también por las incorporaciones del mercado de invierno, que le han dado un salto cualitativo al equipo. Las perspectivas son ahora optimistas, aunque conviene mantener el ritmo en las próximas jornadas. 

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