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| Foto: La Voz de Galicia |
Resulta muy complicado explicar (y explicarse) como es posible que un talento para el fútbol como el de Yelko Pino esté sin equipo con tan solo 22 años. Pero el mundo del fútbol no perdona, es duro y exigente, a veces justo y otras injusto, pero la realidad es la que es.
Yelko Pino fue una de las grandes joyas de la cantera celeste en los últimos años. Desde que ingresó al club en categoría alevín, procedente del Sárdoma, donde había coincidido con Brais Méndez, se convirtió en una de las grandes esperanzas para el futuro. Tanto es así que el Celta le hizo contrato profesional con tan solo 16 años, para evitar los cantos de sirena que le llegaban de clubes importantes.
Quizás fue ahí donde todo se empezó a torcer. Dicen las malas lenguas que Yelko era un problema en el vestuario, a pesar de que futbolísticamente seguía demostrando sus condiciones. Después de subir al filial, regresó al juvenil por estos motivos, y tuvo que ser llamado de urgencia en la Temporada 2014-15 para salvar al equipo, siendo la estrella en la segunda vuelta junto a Josep Señé, que había llegado a Vigo en el mercado de invierno.
El Celta pretendía que el jugador continuase en el filial, pero Yelko se agarró a su contrato para exigir formar parte de la primera plantilla. Sería el principio de su fin como jugador del Celta, que lo cedería al Swindon Town, de la tercera inglesa, y acabaría la temporada en el filial del Queens Park Rangers. Posteriormente jugó en el Lugo y en la Cultural Leonesa, de donde salió muy mal. Sus dos últimos equipos han sido la Ponferradina y el Atlético Baleares, en Segunda B, donde apenas jugó, y ahora, a día 8 de septiembre, sigue sin equipo. Una pena tanto talento desperdiciado.
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