El malestar de un canterano


El mundo del fútbol avanza tan rápido que son muchos los que quieren quemar etapas antes de tiempo. Desde hace unos años las secretarías técnicas de todos los equipos peinan el mercado buscando jóvenes talentos. Antes la búsqueda se limitaba a equipos seniors y algún filial, pero desde hace unos años ya se centran también en equipos juveniles e inclusos en categorías menores. 

Este verano el Celta perdió a cuatro jóvenes talentos, uno de ellos Erik Bugarín, que fichó por el Wolverhampton inglés. Solo tiene 16 años, pero ha emprendido la aventura inglesa, para ir a un club que no es precisamente puntero. 

El joven futbolista explicó en el programa “Ao Contraataque” los motivos de su marcha del club celeste: “En el Celta estaba bien, pero no me encontraba muy a gusto el último año. Creo que todo va a ir bien”, destacó. 

Es preocupante a nivel social que un joven de 16 años se cruce media Europa para irse a otro equipo porque no está contento en el Celta. Y sería aún más preocupante que esto fuese una simple excusa para justificar su marcha a otro club. Lo más importante en el trabajo de cantera es formar personas, que tengan los pies en la tierra y las ideas claras. 

Hemos visto ejemplos anteriormente de jugadores mal asesorados que no han acabado precisamente bien. El Atlético Baleares ha prescindido hace unos días de Yelko Pino, un futbolista que iba a para estrella y, por el momento, no hace más que estrellarse. Ojalá las cosas le vayan bien a Erik Bugarín, allá donde vaya. Siempre es un orgullo que un canterano del Celta triunfe, y todos, en mayor o menor medida, nos alegraremos si esto sucede, pero los jugadores no están siempre a gusto, y no por eso abandonan. El fútbol no es un paseo en la silla de la reina. 

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