La 2018-19 ha sido la peor temporada del Celta desde su regreso a Primera División. Pocas lecturas positivas se pueden extraer de un curso que ha sido muy complicado, y en el que el equipo ha estado lejos de cumplir las expectativas. Pero no todo ha sido malo. Además de la reactivación de la afición, que el club debe aprovechar en la campaña de abonados, este curso ha dejado claro que hay ciertos errores de planificación que deben ser subsanados.
Errores que en temporadas anteriores tapaba el impagable talento de Iago Aspas, como iba camino de taparlo esta temporada de no ser por la lesión que dejó expuesto al equipo durante tres meses. De no regresar Aspas en aquel partido contra el Villarreal seguramente ahora estaríamos hablando de otra categoría.
Un equipo que aspira a consolidarse en Primera División, y que tiene a Europa como ese objetivo al que hacer “ojitos” de vez en cuando, no puede permitirse el lujo de jugarse toda la temporada a una carta, confiando en que Iago Aspas esté a buen nivel y sano durante las 38 jornadas, porque un simple resfriado puede llevar al equipo a la zozobra.
Así pues durante este verano la prioridad de la dirección deportiva y del club debe ser la de evitar que esto pase. Urge contratar a futbolistas que marquen diferencias, e incluso que tengan experiencia en La Liga. Es evidente que esto será una inversión importante, pero si el jugador o jugadores funcionan, habrá merecido la pena.
Decía ayer Mouriño que habían aprendido de los errores y que tratarían de no cometerlos. Es clave para el club, por el momento histórico que vive, ser capaz de consolidarse de forma clara y rotunda en una categoría en la que nunca ha estado más de 14 temporadas consecutivas.
0 comentarios:
Publicar un comentario