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| Foto: Atlántico Diario |
Una de las grandes noticias de los últimos tiempos en casa Celta es el crecimiento de Sofiane Boufal. Durante buena parte de la temporada asistimos a recitales totalmente estériles del jugador marroquí en el centro del campo. Regates muy agradables visualmente, pero poco efectivos sobre todo porque en las zonas decisivas siempre tomaba malas decisiones.
Ante el Atlético de Madrid se vio una versión muy mejorada del extremo. Pudo marcar un gol, de no ser por una intervención espectacular de Oblak. Ayer lo confirmó ante el Girona, marcándose un partidazo coronado con un gol y una asistencia a Iago Aspas. Incluso ayudó en defensa a Olaza, al menos más de lo que hace habitualmente.
En definitiva, se acerca mucho más a su mejor versión, esa que le hizo llegar al Southampton después de una gran temporada en la Ligue 1, y esa en la que creyó el Celta el pasado verano para reclutarlo. Tuvo que pasar casi toda la temporada para verla, pero al menos podremos disfrutar de él en la fase final de la competición, con el Celta jugándose la permanencia.
No podemos pasar por alto el cambio de entrenador para analizar su mejoría. Ni Mohamed ni Cardoso eran buenos técnicos, pero Escribá, más allá de que nos guste más o menos su estilo, es un entrenador. Y seguramente ha tenido algo que ver en la mejoría de Boufal, como en la de Boudebouz, que por fin parece un futbolista después de unas primeras semanas muy complicadas en el Celta.
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