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| Foto: Jorge Landín/Atlántico Diario |
La lesión de Aspas secó por completo el arsenal ofensivo del Celta, que terminó la primera vuelta como uno de los equipos más realizadores del campeonato. Hasta que el de Moaña faltó no sabíamos de su influencia real sobre el equipo. Lo podíamos intuir, pero seguramente nadie pensó que era tan brutal.
Y es que con su baja no solo dejó de marcar goles el propio Aspas, por cuestiones obvias, sino que también se quedó sin balas su compañero de vanguardia, el uruguayo Maxi Gómez. Entre los dos anotaron el pasado curso 40 goles, entrando en la historia del Celta como una de las parejas más rentables de todos los tiempos.
Este tiempo iban por el mismo camino, ya que acumulaban 19 tantos en las 17 primeras jornadas, lo que daba una media de goles muy similar a la del pasado curso, pero la lesión de Aspas echó por tierra cualquier opción.
Tres meses después de aquel partido en el Camp Nou volvieron a coincidir sobre el terreno de juego, y como si nada hubiera pasado regresaron los goles. Aspas por partida doble, y el Maxi uno para completar una gran victoria con remontada incluida ante un rival directo en la lucha por la salvación.
Que Maxi no es lo mismo sin Aspas, parece que está claro. El uruguayo tampoco tuvo fortuna en estos meses, ni el juego del equipo lo acompañó. Ahora que regresa Aspas todo cobra sentido, y el Celta no solo recupera a uno de los mejores delanteros de La Liga, sino que recupera también a otro grande como Maxi Gómez.
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