Como un molino sin Aspas


Foto: EFE
Un equipo de fútbol, como un molino, está compuesto de diversas piezas. Todas ellas son necesarias para un correcto funcionamiento, pero los molinos no funcionan sin aspas. Lo mismo le sucede al Celta. Podemos buscar culpables en la crisis del Celta, que seguro que los hay, en forma de jugadores fuera de forma, alguno que otro desmotivado. También podemos apuntar al banquillo, donde hay margen de mejora, e incluso a los despachos, donde los directivos podrían haber apuntalado mejor el equipo. 

Pero como el molino, no funciona sin Aspas. Incluso aunque el viento sople a favor, que ahora mismo no lo está haciendo, el molino jamás serviría para nada si no tiene aspas. Y al Celta le pasa algo parecido. Durante los últimos años ha generado una dependencia tan grande del delantero moañés, que parecía imposible imaginar al equipo sin él. 

Y hubiera sido mejor quedarnos solo en eso, en la imaginación, y no llevar a la práctica una ausencia de larga duración. Las consecuencias han sido funestas tras perder cuatro partidos consecutivos ante equipos a los que se les puede ganar. Porque esta crisis ha llegado ante dos equipos en puestos de descenso por entonces (Athletic y Rayo), ante un Valencia que no acababa de arrancar, y ante un Real Valladolid que sumaba cinco partidos sin ganar. 

Esperemos que el molino vuelva pronto a tener Aspas, y de paso que el resto de las piezas funcionen bien, que también es necesario, porque el Celta, igual que un molino, necesita que todas las piezas estén bien para que las aspas funcionen bien. Y si se puede, pedir que el viento esté con nosotros. 

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