El día que Nolito y Larrivey demostraron que es posible


Foto: LOF
La gran mayoría de los seguidores del Celta no habían visto jamás ganar al Celta en Barcelona hasta aquel día en el que Nolito asistió de precioso taconazo a Larrivey para que el argentino fusilase a Claudio Bravo. El equipo vigués ponía aquella noche de noviembre fin a 73 años sin ganar en la capital de Cataluña. 

Parecía imposible, un terreno vedado que los hombres de Berizzo conquistaron siete décadas después. El técnico argentino puso en liza un once formado por Sergio Álvarez, Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny, Krohn-Dehli, Radoja, Pablo Hernández, Orellana, Larrivey y Nolito. En la segunda parte también jugarían Borja Fernández, Charles y Madinda. 

Fue una noche especial, sobre todo para Sergio, que disputó uno de los mejores partidos de su carrera deportiva, con paradas prodigiosas para frenar a un Barcelona que, en honor a la verdad, seguramente mereció mejor suerte aquel día. Pero a veces el dios del fútbol sonríe al Celta, que se llevó una victoria que no se puede decir inmerecida porque nunca lo es cuando un equipo  humilde se atreve a asaltar el reino de un gigante como el Barcelona. 

La pasada temporada el Celta no fue capaz de ganar, pero estuvo cerca de hacerlo. Se llevó un empate en un partido muy igualado en el que marcaron Maxi Gómez y Iago Aspas. Pudo haber sido mejor, pero no estuvo nada mal. Son encuentros que nos sirven para comprobar que los jugadores del Barcelona son humanos, y que se puede competir en un estadio como el Camp Nou. Obviamente es muy difícil, una auténtica machada, pero es posible. Y hay que creer en ello. 

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