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| Foto: LOF |
No por esperada dejó de ser sorpresa la suplencia de Maxi Gómez ante la Real Sociedad. El delantero uruguayo vio la primera parte desde el banquillo, pero fue el primer cambio de la era Cardoso, entrando al terreno de juego tras el descanso. El ariete, que no realizó el partido de su vida, marcó un tanto demostrando su olfato goleador, y reclamando más minutos de los que tuvo en Anoeta.
Su presencia mañana ante el Huesca será una de las grandes dudas que se plantean antes del choque. Maxi Gómez ha sido titular indiscutible desde su llegada a Vigo, tanto para Unzué como para Mohamed. Se lo ha ganado a base de goles. Marcó 18 en año pasado, y esta temporada ya contabiliza 7 en tan solo 11 encuentros, lo que da una idea de su voracidad ante la portería contraria.
El problema de Cardoso es el de compatibilizar el 4-3-3 que quiere implementar con la presencia de dos delanteros de primer orden mundial como Iago Aspas y Maxi Gómez. El moañés tiene que jugar siempre, pero también Maxi debe hacerlo. Eso cambia el esquema. El pasado lunes, cuando jugaron juntos, Aspas lo hizo como enganche, una posición en la que no acaba de encontrarse del todo cómodo, y que será seguramente donde lo veamos mañana si decide ponerlos a los dos de inicio.
Unzué también tuvo que ajustar la posición de Aspas, que empezó por la derecha, y no se estrenó como goleador hasta que el técnico navarro lo acercó a la portería, pasando a jugar con una especie de 4-4-2 muy variable. A Unzué le salió bien la jugada ya que marcaron 40 goles entre ambos. Esta temporada llevan 15 cuando apenas ha transcurrido un tercio del curso. Es evidente que ambos deben jugar juntos, y seguro que Cardoso encuentra la forma de hacerlo.
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