El Celta ha cambiado drásticamente su política este verano. Durante los últimos años fue acumulando cedidos en otros clubes, llegando al culmen la pasada temporada cuando una decena de futbolistas celestes jugaron prestados en otros equipos. Ese sistema difícilmente se sostiene, ya que no parece tener mucho sentido tener a tantos futbolistas en otros clubes, ante la dificultad de reintegrarlos una vez que se recuperan.
Cierto que la cesión de Borja Iglesias justificó a todas las demás. El compostelano se lució en Zaragoza y se situó como una pieza muy atractiva en el mercado, siendo traspaso este verano por 10 millones de euros. Una cantidad muy bien recibida en las arcas celestes. También Bongonda dejó en caja más de un millón de euros, así que el balance se puede considerar positivo. El resto de futbolistas regresaron a Vigo, y salvo en el caso de David Costas, acabaron saliendo del club, o nuevamente cedidos, como es el caso de Beauvue.
Este año el club se ha quedado en solo dos cedidos. El anteriormente mencionado Beauvue, que juega en el Caen francés, y Juan Hernández, desgraciadamente lesionado en un entrenamiento con el Cádiz. La idea del club no era quedarse solo en dos cedidos, ya que se buscó equipo para jugadores como Mazan, Jozabed o Hjulsager, pero desde luego en Casa Celta se entiende que diez futbolistas cedidos no tiene mucho sentido, y pocas veces resulta rentable, así que en el futuro seguramente nos acerquemos más a la cifra de este año que a la del pasado curso.
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