Balaídos celebró con algarabía el tercer gol ante el Atlético de Madrid, después de que Gustavo Cabral cabecease de forma magnífica un centro lateral al fondo de las mallas. Mientras buscábamos precedentes de la última vez que el equipo de Simeone había encajado tres goles, el VAR revisaba la jugada y llegaba a la conclusión de que el tanto no debía subir al marcador.
La imagen habla de la dificultad que entrañaba la jugada para el asistente, que dio validez al gol. La tecnología ha llegado al fútbol y permite en tiempo real anular un gol ilegal, como este, haciendo uso de las técnicas más avanzadas para comprobar la posición de los jugadores en el momento del golpeo. Como se puede ver en esta captura, Cabral está ligeramente más adelantado que sus rivales. Son apenas centímetros, suficientes para que el gol no pueda subir al marcador.
Desde moiceleste siempre hemos defendido la llegada del VAR a La Liga, y seguiremos haciéndole aunque, como en este caso, el Celta sea el “perjudicado”. La justicia ha llegado al fútbol, y aunque es inevitable que algún error se cuele, es evidente que que se han acabado los errores de bulto que perjudicaban a los equipos, e incluso también estas acciones, en las que no se puede hablar de error del asistente por la dificultad de la acción.
Gustavo Cabral celebró con rabia el tanto. El argentino no está muy acostumbrado a marcar, y aunque seguramente se fue fastidiado a casa por el gol que le “birlaron”, quedará en el recuerdo para siempre que fue él, y no otro, el primer jugador del Celta al que el VAR le anuló un gol. No se consuela quien no quiere.
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