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| Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo |
Stanislav Lobotka demostró ayer que sigue siendo un futbolista diferencial en el centro del campo. Muy mal se le tendrían que dar las cosas para no jugar todos los partidos en los que esté disponible esta temporada. El Celta sabe de la importancia del jugador, y por eso no se dejó convencer por los cantos de sirena que recibió para vender al eslovaco.
Tras la última renovación su cláusula de rescisión se amplió hasta los 50 millones de euros, una cifra que hace que equipos importantes se lo piensen antes de ficharlo. Su rendimiento justifica plenamente la posición de fuerza del Celta. Es difícil encontrar en el mercado a un futbolista que mejore su rendimiento por el dinero que tiene el Celta para fichar, así que debe ser un futbolista al que blindar para que se mantenga en el equipo el mayor tiempo posible.
Su juego ayudará mucho al equipo durante la temporada, como ya lo hizo el pasado año, pero además da la sensación de que su margen de crecimiento aún es grande. Lobotka no ha tocado techo, y si mantiene la mejoría mostrada el año pasado seguramente esta sea su última temporada en el Celta, pero entonces sí que se convertirá en el traspaso más caro de la historia del club. Estamos hablando de un futbolista por el que seguramente se pelearán los grandes de Europa, los equipos más poderosos económicamente. Ahí será imposible resistir, pero mientras los primeros espadas miran hacia otro lado nosotros lo disfrutemos.
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