Lucas Pérez apela al sentimiento gallego. ¿Por qué si en 2018 y no en 2004 y en 1987?


Lucas Pérez apeló ayer por la noche al sentimiento gallego, en declaraciones efectuadas al programa de la Cadena SER “El Larguero”. El futbolista coruñés se refería a esa última jornada en la que el equipo vigués recibe en Balaídos al Levante. Es muy probable que para entonces los celestes ya no se jueguen nada, mientras que el equipo coruñés podría estar jugándose la permanencia con el Levante como su rival directo. 

Ante este escenario, Lucas apuntó que “estén los dos equipos gallegos en Primera es muy bonito, esperemos que en la última jornada el Celta nos eche una mano, apelaremos al sentimiento gallego. Yo quiero siempre el derbi en Primera”. 

Vaya por delante que sería vergonzoso dejarse perder en ese partido, o incluso dejarse ir sin competir, por mucho que lo hayamos visto anteriormente en muchos equipos, pero me gustaría que Lucas, y el deportivismo en general, nos aclarase cuando hay que sentirse gallego y cuando no. 

Es fantástico sentirse gallego en el año 2018, pero hubiese estado genial que ellos mismos hubiesen apelado a ese sentimiento gallego en 2004. Y no me refiero solo a aquel derbi en el que ganaron 3-0 enviando al Celta a Segunda, entre gritos recordatorios de esa situación, y una extra motivación que lamentablemente no se vio en partidos precedentes. Sin ir más lejos cuando el Deportivo viajó a Montjuic para dejarse ir lastimosamente ante un rival del Celta. 

¿Aquel día en Montjuic no servía el sentimiento gallego? ¿Cuándo tenemos que portarnos como portugueses y cuando como gallegos?. Los aficionados celestes estamos confundidos y vendría bien que Lucas nos aclarase esto, y también de paso que nos explicase porque el sentimiento gallego mola en 2018, pero no tanto en 2004. 

Seguramente muchos pensarían en eso cuando los aficionados deportivistas canten en el próximo derbi sus hits recordando la silla de ruedas de Alvelo y el cuchillo de Quinocho. Eso sí que es sentimiento gallego, ¿Verdad Lucas?. O cuando él mismo celebró aquel gol dirigiéndose a la hinchada celeste con insultos. En aquel momento éramos portugueses. 

Ahora somos gallegos. Por suerte para él siempre lo hemos sido y lo seremos, como lo fuimos aquel 19 de mayo de 2000 cuando el Deportivo llegaba a la última jornada de Liga con opciones de ganar La Liga, y el Celta visitaba el Camp Nou de Barcelona. Lucas, ¿Te acuerdas de como quedó aquel partido en Barcelona? Empate a 2. Incluso aunque aquel día Djukic tuviese que tirar el famoso penalti el Deportivo sería campeón porque el Barcelona no ganó, como si lo hizo en 1994 ante el Sevilla. Y es muy curioso, porque aquel día de 1994 el deportivismo se hermanó con el equipo andaluz por intentar ayudarles en el Camp Nou, a pesar de que perdieron 5-2. 

El Celta no lo intentó. Lo hizo. Le hubiese dado la Liga en bandeja de plata a su rival aunque este hubiese perdido. No lo necesitó, pero ahí estaba el Celta para honrar al fútbol y la deportividad. Cuatro años después el Deportivo se lo agradeció dejándose perder en Montjuic.

O en el play-off de ascenso de 1987. ¿Entonces había que apelar al sentimiento gallego o no?. Le voy a contar una pequeña historia a Lucas Pérez. El 21 de junio de 1987 el Celta se jugaba el ascenso a Primera. Por un imprevisto giro de la historia, hiciese lo que hiciese el Celta estaría en Primera División si el Deportivo ganaba su partido. La vida a veces tiene estos caprichos.

A la última jornada llegaban dos equipos con opciones de ascenso. El Celta contaba con 53 puntos, mientras que el Sestao y el Deportivo lo hacían con 51, pero los coruñeses tenían perdido el goal-average por lo que no tenían opciones, pero un triple empate a 53 puntos ascendía al Celta que jugaba en Sestao. Es decir, si el Celta perdía ante su rival, pero el Deportivo ganaba todos acabarían con 53 puntos y el Celta en ese triple empate daba el salto a Primera.

¿Sabéis que pasó en el Ángel Carro donde jugaba el Deportivo por tener clausurado Riazor? Por supuesto perdió el Deportivo. 0-2 ante el Castellón. Eusebio Ríos alineó aquel día a 9 suplentes, incluidos algunos juveniles. Del equipo teóricamente titular solo jugaron Gil y Sánchez Candil. El Celta no necesitó la ayuda de sus amigos del norte porque logró el empate en Sestao ascendiendo de forma directa. Le valdría incluso perder por la mínima.

En 1987 tampoco éramos gallegos. En 2004 seguíamos sin serlo. Ahora lo somos. Gracias Lucas por darnos ese privilegio.



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