Las 7 vidas del Gato de Catoira


Foto: LFP
Si algo ha demostrado Sergio es que no es fácil tumbarlo. El Gato de Catoira tiene 7 vidas, o incluso más, y lo hemos visto una y otra vez desde que es jugador del Celta, e incluso desde que estaba en el filial y todo apuntaba a que no llegaría al primer equipo. Lo hizo y ha conseguido mantenerse durante años partiendo siempre como el “patito feo” de la portería y acabando como titular. 

Y si no pasa nada raro, lo va a volver a hacer. Hace unos meses muchos pensábamos que aquel partido de Copa ante el Barcelona podía ser el último como jugador del Celta. Por entonces parecía que las negociaciones para su renovación estaban en un punto muerte con difícil solución, pero ésta apareció y seguirá un año más, con otro opcional. Para ello tendrá que gastar otra vida, pero éstas no parecen tener fin. 

Empezó el año como titular, y no estuvo bien en las primeras jornadas. Unzué decidió dar un cambio de rumbo colocando a Rubén Blanco en la portería. Lo cierto es que el de Mos nunca acabó de mejorar de forma considerable el rendimiento de Sergio. Tuvo algún partido bueno, como el del Ciutat de Valencia ante el Levante, y poco más, y como casi todos los años una nueva lesión le apartó del equipo. 

Y ahí entró en escena Sergio dispuesto, una vez más, a agarrarse al puesto con uñas y dientes. Dispuesto a pelear por él hasta el final y demostrar que por muchas más veces que lo den por muerte, él siempre aparece. La carrera de Sergio es una oda a la perseverancia y la superación constantes de dificultades. No hay montaña que no pueda atravesar el de Catoira. Lo ha vuelto a hacer, y no dudéis que lo volverá a hacer las veces que sea necesario. 

Para muestra el partido de ayer. Se dice muchas veces que los detalles importan mucho en el fútbol. Si a los 7 minutos Roncaglia pierde la perspectiva convirtiendo un pase fácil al portero en una asistencia  de gol al rival, lo normal es que Sandro no perdone. Nadie le pediría explicaciones a Sergio. El Sevilla se adelantaría, los pitos invadirían Balaídos, y probablemente el Celta no sería capaz de darle vuelta. Pero Sergio detuvo el esférico dando vida al Celta, como lo hizo de nuevo en otra prodigiosa intervención al borde del descanso, nuevamente a disparo de Sandro. 

Y volvió a hacerlo en la segunda mitad, también con 1-0 en el marcador, en esta ocasión con Sarabia como rival. Fueron tres paradas clave cuando el marcador era incierto. Es indiscutible que Pablo Hernández y Iago Aspas tuvieron mucho que ver en la victoria, pero seguramente sería imposible sin las intervenciones de Sergio. Eso es lo que se le pide a un portero, que cumpla normalmente y que de cuando en vez dé puntos al equipo. Y eso es lo que hizo Sergio ayer. 

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