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| Foto: LFP |
Cuando acabó el partido de Anoeta el celtismo celebraba la segunda victoria consecutiva lejos de Balaídos tras derrotar una semana antes al Levante. En ese momento, el equipo vigués había logrado más puntos como visitante que como local, y se impulsaba en la lucha por las plazas europeas, con un calendario muy favorable por delante.
Fue un espejismo, porque desde ese partido el Celta se ha desangrado como visitante, hasta el último de conseguir únicamente uno de los últimos 21 puntos en juego. En casa no pierden los vigueses, pero es insuficiente para mantener el ritmo de sus adversarios, aunque este no sea muy alto.
Alavés, Getafe, Girona, Atlético de Madrid, Athletic Club, Leganés y Villarreal. En estos 7 partidos, el Celta solo ha logrado un punto, ante el Athletic en los últimos minutos. Esa esta siendo la causa principal de la mala segunda vuelta del Celta, que además de perder ha dado muy mala imagen en estos encuentros.
El cambio de resultados entre la primera vuelta y la segunda es sorprendente, y no tiene una explicación sencilla. ¿Qué es lo que puede provocar el cambio entre un equipo insulso lejos de Balaídos y el equipo competitivo que vemos cada 15 días en el coliseo vigués?. Sería una buena pregunta para Unzué en la próxima rueda de prensa.
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