El 10 contra o noso 10


Menos de dos meses separan el nacimiento de Lionel Messi en Rosario (Argentina), del de Iago Aspas en Moaña. Ambos son de esa generación del 87 que lidera indiscutiblemente el argentino, que va camino de convertirse en el mejor jugador en la historia del juego más popular que jamás se ha creado en el mundo. 

A Aspas no lo recordarán los libros de la historia del fútbol, no estará en esa lista de jugadores Top tan recurrentes en vídeos de YouTube y en tertulias futbolísticas, pero para el celtismo será mucho más de lo que Messi ha sido para el fútbol. Decía Santiago Segurola hace unos meses que Aspas era el Messi de los pobres. No, no es un desprecio, es un halago a un jugador que ha logrado transformar a un equipo como el Celta en una imagen de sí mismo. 

En el año 2009 salvó al Celta de un posible descenso a Segunda B con dos goles en su primer partido en Balaídos. Tres años después marcó 23 goles que permitieron al club regresar a la máxima categoría. Se fue un año después tras ser básico para la salvación, dejando casi 10 millones de euros en la caja, y volvió dos años después por menos de la mitad para guiar al equipo a dos semifinales de Copa y otra de la Europa League, además del necesario regreso a competiciones europeas. 

Este año va camino de dejar una cifra récord de goles como jugador del Celta, es el máximo anotador nacional, algo que podría lograr por segundo año consecutivo, y se codea con la elite goleadora de La Liga. Todo eso jugando en un equipo como el Celta, sin los compañeros ni los recursos que tiene Messi en el Barcelona. 

De Messi está todo dicho. Nadie discute su clase como jugador, su talento, y además agradecemos su actitud dentro del terreno de juego, pero el 10, el verdadero 10 juega de celeste y se llama Iago Aspas. Sobre todo porque es el nuestro.

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