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| Foto: EFE |
Son muchos los aficionados que han dado por cerrada la temporada hace varias semanas, algunos incluso antes de comenzar la misma, pero lo cierto es que Europa, aunque está complicada, no es una utopía. El Celta debe de comenzar a encadenar triunfos consecutivos y esperar. No le queda más remedio, y desde luego el partido del próximo domingo es uno de esos en los que no puede fallar.
El equipo vigués recibe al Málaga, colista destacado de La Liga, que con sus 13 puntos está prácticamente en Segunda División. El equipo andaluz parece haber bajado los brazos en las últimas jornadas tras comprobar que tampoco el cambio de entrenador era la solución. Jose González cogió a un equipo que no arrancaba y no conoce la victoria desde que se sienta en el banquillo de La Rosaleda.
Con la permanencia a 11 puntos de distancia en las 10 jornadas que restan solo le queda morir con la mayor dignidad posible. Es un equipo que suele competir, pero que tiene una efectividad bajísima -necesita 20 disparos para marcar- y suele encajar goles con cierta facilidad, aunque no mucha más que el Celta. En todo caso es un equipo inferior al Celta y debería notarse sobre el césped de Balaídos.
El partido puede ser una trampa para el Celta si le entra la prisa por resolverlo antes de tiempo, por eso será fundamental la paciencia para madurar un partido que debería caer por lógica pura, pero ya sabemos que en el mundo del fútbol, y más cuando se trata del Celta, no siempre dos y dos son cuatro. Eso sí, todo lo que no sea ganar sería despedirse de Europa, no por las matemáticas sino por las sensaciones.
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