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| Foto: Levante UD |
Unzué sigue sin encontrar un hombre fijo para acompañar a Lobotka en la medular. En las últimas jornadas han pasado por el equipo Radoja, Jozabed y el Tucu Hernández, que era fijo en la primera vuelta de la competición. ¿Qué ha sucedido con el internacional chileno?.
Desde su llegada a Vigo, Pablo Hernández no lo ha tenido fácil. El primer año era el objetivo de las críticas de una parte muy importante de la afición, y su juego tampoco ayudaba. Le costó entrar, adaptarse al ritmo de una competición muy diferente a lo que había visto a lo largo de su carrera. Se esperaba más, y seguramente él también esperaba algo más de sí mismo.
Fue a partir del segundo año cuando empezamos a ver al gran Tucu, ese jugador que se hizo con la titularidad y dejó de ser discutido por ese amplio sector que lo criticaba en su primer año. Siempre habrá alguien que le tenga fobia, como a cualquier jugador, pero en general es un futbolista que goza de la aprobación de la mayor parte de la afición.
De hecho, de su rendimiento depende en gran medida el del Celta. Cuando Pablo Hernández está bien, el Celta suele beneficiarse de ello. Suele ser un jugador al que le cuesta alcanzar su mejor versión, pero cuando lo hace es un seguro de vida para la medular celeste. Por eso, uno de los objetivos que tiene por delante el técnico celeste, Juan Carlos Unzué, es el de recuperar al Tucu. Y en ello seguro que está trabajando.
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