Adrián González, la excepción


Foto: Gabriel Bouys/Getty Images
En el verano de 2007 llegaba a Vigo un joven futbolista procedente de la cantera del Real Madrid. La única referencia que teníamos, además de las buenas temporadas que había firmado en el filial merengue, eran que se trataba del hijo de Míchel, internacional con la selección española en los años ochenta, y entrenador en la actualidad. 

Su paso por Vigo no será recordado precisamente por el celtismo. De hecho, es muy posible que muchos de vosotros no sepáis que Adrián jugó en el Celta, o que vuestro cerebro lo haya olvidado como aquellos traumas que no recordamos para no sufrir demasiado. Su paso por el Celta fue además efímero, porque a pesar de que la cesión era por un año se marchó en el mercado de invierno al Nàstic de Tarragona. 

Nadie en ese momento daba un duro por Adrián, apodado “Michelito” en su etapa celeste, pero el tiempo lo ha convertido en un clásico de Primera División, donde acumula 10 temporadas consecutivas repartidas entre Getafe, Racing de Santander, Rayo Vallecano, Elche, Eibar y Málaga, a donde llegó el pasado verano reclamado por su padre, que comenzó la temporada entrenando al equipo andaluz. 

Con los años ha ido evolucionado como futbolista. Pasó de ser un jugador de banda a un mediocentro de mucho trabajo, que ha mejorado con los años. En el partido de la primera vuelta llegó a marcar incluso un gol ante el Celta, el primero que le marca a lo largo de su carrera. Son muchos los jugadores que dejan el equipo vigués y no triunfan en sus nuevos destinos. Adrián es la excepción, fracasó en Vigo pero está completando una carrera más que interesante. 

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