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| Foto: David González |
A Pablo Hernández le costó arrancar esta temporada. Él mismo reconocía que entendía a su entrenador si no lo ponía en las primeras jornadas. Se incorporó tarde por la participación de su selección en la Copa Confederaciones, y eso provocó que le costase más que a sus compañeros adquirir el ritmo necesario para jugar. Pero logró hacerlo y en la quinta jornada, precisamente ante el Getafe, fue titular.
Desde entonces, fue titular en todos los partidos hasta el partido contra el Leganés, y tampoco salió de inicio frente al Barcelona en el Camp Nou. Entonces Unzué afirmó que era un problema de adaptación. Costó entender aquellas palabras teniendo en cuenta que venía de jugar todos los partidos anteriores, y que además era uno de los mejores del equipo.
El caso es que volvió al equipo, entendemos que ya plenamente adaptado, en la siguiente jornada ante el Valencia en Mestalla, y no perdería el sitio hasta que unas molestias físicas le dejaron fuera del partido de Anoeta. Su sustituto fue Radoja, y el serbio debió convencer a Unzué ya que desde aquel día lo viene jugando todo, con el internacional chileno esperando su oportunidad en el banquillo.
En los primeros partidos no disputó ni un solo minuto, pero el pasado domingo ante el Espanyol disfrutó de 13 minutos. No sabemos si esto supone un punto de inflexión, o si seguirá manteniendo el status de las últimas jornadas. Es cierto que Radoja es un futbolista fiable, y que no lo ha hecho mal desde su llegada, pero sorprende su pérdida de la titularidad a tenor de su rendimiento. En todo caso tendrá que esperar una nueva oportunidad, que sin duda le llegará.
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