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| Foto: La Liga |
Vaya por delante que el Celta perdió el partido por sus propios errores, los defensivos en las dos únicas ocasiones del Alavés en todo el partido, y los fallos en la definición que dieron vida al Alavés cuando estaba siendo superado por los celestes, especialmente en la segunda mitad.
Pero además de estos errores, fue penalizado por errores ajenos, en este caso del trencilla, Martínez Munuera, que no señaló penalti en dos acciones que tenían toda la pinta de ser falta. Primero cuando Maxi Gómez es arrollado por un defensor en un centro lateral. El uruguayo no llegó porque cayó al suelo por un empujón de un rival. Unos minutos más tarde fue Emre Mor quien cayó dentro del área y daba la sensación de que el rival había hecho mucho para que el turco besase el suelo.
Si alguna de estas dos acciones acabasen con el balón en el punto de penalti el partido podría cambiar drásticamente. Para ser justos, el colegiado valenciano también pudo haber fallado en área céltica, en una acción de Sisto que agarra levemente a un oponente. La acción, al menos, ofrece dudas, pero en el balance global fue el Celta el más perjudicado por los errores arbitrales. Todo eso después de que el equipo vitoriano presentase una reclamación formal ante el Comité Técnico de Árbitros por los últimos arbitrajes recibidos. La casualidad.
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