El ritmo de Iago Aspas


Foto: David Aguilar
La historia se escribe cada día, y la mejor muestra de esta evidencia la tenemos en Iago Aspas. Todos sabemos que estamos ante un futbolista diferente, que marcará época y será recordado dentro de muchos años por los aficionados que hemos tenido la fortuna de verlo vestido de celeste, y aquellos que respeten la tradición y la historia del club. 

Como ahora recordamos a Pahiño, Hermidita, Nolete o Manolo, aunque no los hayamos visto jugar, nuestros nietos harán lo propio con Aspas. Pero, ¿Serán capaces de entender lo que Aspas significa actualmente para el Celta?. Será difícil, pero nuestra misión es conseguir que lo entiendan, que puedan ver la dimensión que está alcanzando el delantero de Moaña vistiendo la camiseta del Celta. 

Es obvio decir que está muy por encima del nivel que los más optimistas creían que alcanzaría. Se trata de un futbolista de talla mundial, que trasciende a casi todo lo que hemos visto en Balaídos. Solo la duda de su convocatoria para el próximo mundial es una ofensa al fútbol. Y sin embargo es real, y todos más o menos intuimos que si va a Rusia jugará poco, si es que llega a jugar. 

Pero cada semana, mientras sus rivales por un puesto en la selección reciben elogios gratuitos de la prensa, Aspas se dedica a jugar y a regalar momentos increíbles al celtismo y a todo aquel que aprecie el fútbol de calidad. Ayer, incluso con la derrota del Celta, dejó tres detalles que demuestran que es un futbolista diferente. Tres detalles de crack, como pocos hay a día de hoy. 

Un pase a Pione perfecto, al espacio justo en el que aparecería el danés, fue desaprovechado por este con un mal remate. Unos minutos después remató de espuela, recordando a aquel gol que marcó ante el Villarreal B hace unos años. Esta vez Pacheco (otra vez Pacheco) estuvo inspirado y atajó el disparo, pero no pudo hacer nada en tiempo de descuento, cuando Aspas recibe el balón, dribla a uno, hace un caño a otro y remata con una rosca imparable incluso para Pacheco. 

Iago Aspas va a otro ritmo. No le afecta nada de lo que pase. Da igual si el equipo está bien o mal, da igual si el rival presiona más o menos, da igual si sus defensas rascan más o menos. Él siempre da el mismo nivel. Y claro que tiene días malos. También los tienen Messi y Ronaldo. 

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