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| Foto: LFP |
Uno de los nombres propios del mercado de invierno fue el de Stanislav Lobotka. El internacional eslovaco ha multiplicado su cotización desde su llegada a Vigo el pasado verano procedente del Nordsjaelland. Entonces era una incógnita por la que el Celta pagó 5 millones de euros. En la secretaría técnica celeste saben lo que hacen, y recomendaron al club la contratación de un jugador que destacó en el Europeo Sub-21 y con su equipo en la liga danesa.
Evidentemente era un gran desconocido para el gran público, pero no tardó en meterse a la afición en el bolsillo a base de rendimiento. Tuvo cierta fortuna con la lesión de Radoja, que le allanó el camino hacia la titularidad, pero lo difícil en el mundo del fútbol no es llegar, sino mantenerse. Y su juego le hizo acreedor de una continuidad que a día de hoy ya nadie discute.
La afición céltica asiste atónita al crecimiento partido a partido de un futbolista al que empiezan a quedársele cortos los 35 millones de euros que figuran en su cláusula de rescisión. Se ha consolidado en la selección eslovaco, y su gol ante Inglaterra en Wembley le puso en la órbita de equipos importantes del viejo continente. No es de extrañar que el Inter intentase su contratación, y seguro que también lo intentará el próximo verano. Si sigue jugando igual no serán los únicos.
Comentó ayer su representante que esperaba sentarse en breve para sentar su renovación. Tiene contrato hasta el 30 de junio de 2022, pero lo que persigue es un merecido aumento de contrato, que conllevaría una tranquilizadora subida de su cláusula de rescisión. Todo eso si hacemos caso a lo que dice el representante, algo que no siempre es recomendable.
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