LA RECONTRACRÓNICA, por Breo Gallagher


Foto: David Ramos/Getty Images
La noche era fresca en Barcelona. Una vieja manta, fiel a su primera cita anual, merodeaba mi salón. Desde mi ventana, las luces de la torre Agbar cristalizaban a lo lejos anunciando a la ciudad eso de ‘Winter is coming’. Quizás nuestros once saltaron al verde con la misma sensación, mientras trataban de calentarse como podían las manos y los pies. Sin duda, les faltó temperatura. Y aunque parezca que esto lo escribamos desde la ira, el partido y la noche nos han dejado fríos.

ATENAZADOS
Este Celta, todo hay que decirlo, no muerde. A tenor de lo visto en estas primeras jornadas, luce como la marca blanca (o si se prefiere, azul celeste) del Barça de Lucho: fiel a esa filosofía pero sin tantos kilates, más livianizado. La escuela Unzué, cariñosa con el balón, ha diluido el veneno que traía impregnado el equipo de Berizzo en favor de un fútbol más seguro, prefiriendo el profiláctico a la marcha atrás. Eso a bien seguro nos evitará sobresaltos, pero puede condenar al equipo a una exagerada y hasta intragable corrección. Lobotka fue anoche el mejor ejemplo de ello, no siendo ni la sombra del desparpajo que suele mostrar en su selección.

WHERE IS IAGO?
El fisgón aún no ha mojado y ya van cuatro partidos, trescientos sesenta largos minutos. Ayer, además, permítanme decir que no dio pie con bola. Tuvo jugadas especialmente dolorosas en lo futbolístico, como contagiado por la incapacidad colectiva de un equipo sin timón ni timonel en demasiadas fases del partido. Sin duda a cualquier otro delantero estaríamos ya largándolo por la borda... pero no a Iago. Su escasez no debería preocuparnos. Todos con certeza sabemos que volverá con su mejor versión. Y quizá ni siquiera tengamos que esperar hasta el domingo...

EL ESPÍRITU DE JARQUE
No sé cuántos goles habrá recibido el Espanyol en el minuto 21 desde la fatídica muerte del defensa, pero en verdad parece que en ese instante del partido los unánimes y calculados aplausos de la grada restan importancia a lo que sucede en el campo. En ese instante el rival se narcotiza y zas... tras el bonito gesto llega un gol que te remata. A Sergio se le durmió la manopla en el 24. Dos a cero, el equipo frío como un baño de hielo. Y aunque pareció desperezarse por momentos, el partido sin más historia sucumbió al descanso.

DENTRO DEL VESTUARIO
Unzué, nuestro míster, siempre me ha parecido un tío entrañable. Inofensivo. Es como Emilio Aragón haciendo rock, como Toni Dovale jugando de lateral izquierdo, o directamente como Demidov (¿no os apetecía abrazar a ese grandullón?). Me preocupa que el buenrollismo que desprende el pamplonica sea tal, que acabe con todos convertidos en monjitas de la caridad. Este equipo tiene talento, grandes jugadores, pero en Primera también se juega en Ipurúa, Montilivi, Ciutat de Valencia... campos donde habitualmente se gana más en el barro que en el verde, con bravura y pundonor, como antaño. Ayer eso nos faltó. Y ya que nuestro apellido es Afouteza, no deberíamos olvidarlo.

EL ESPÍRITU DE GUIDETTI
Cuando el segundo tiempo, valga la redundancia, parecía una continuación del primero, una imagen invadió el plano de televisión: era el bueno de John viendo el panorama desde la grada, con sus uñas de menú. La locutora captó la esencia del momento a la perfección: ciertamente los célticos echaban de menos a su vikingo favorito, un guerrero acostumbrado a zafarse a salto de mata en batallas como ésta, a la desesperada. Como una premonición, el Celta despertó súbitamente del tedio, con más fe que claridad: Iago encontró por fin un cuero en condiciones y lo cedió a Pione, que desde el filo del área empaló a la red. Ni por asomo el gol más bonito, pero todos suman uno. Seguramente Maxi, sin opciones esta vez, ya se merezca banquillo en términos positivos. Y nuestro sueco, no lo dudéis, volverá con hambre.

SE VIENE UNA INCÓGNITA
El equipo debe carburar. A priori, estas primeras jornadas parecían asequibles, y solo ha podido ganar 1-0 al colista. Habrá que ver cómo encaja finalmente esta semana a triple partido. Puestos a imaginar, todo puede suceder: cosas increíbles, como un slalom de Emre Mor sentando a diez rivales, o el primer hat trick de Aspas en Primera... ¿por qué no? U otras menos deseadas, como seguir sin encontrarnos el pulso en este campeonato. Habrá que confiar en las buenas posibilidades y en que los jugadores den un paso decidido hacia adelante. Este Celta no debería conformarse simplemente con dormir encima del Deportivo.

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