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| Foto: Óscar Vázquez/La Voz de Galicia |
Cinco goles en seis disparos a portería. Ese es el espectacular balance de Maxi Gómez en lo que va de Liga. El ariete uruguayo convierte en oro cada balón que recibe, es el Rey Midas del ataque celeste, y desde luego está haciendo buenos los mejores augurios llegados desde Uruguay, en los que aseguraban que el Celta había fichado a un talento descomunal.
Y por lo visto hasta ahora lo es. Talento para el gol, que es lo que más vale en el mundo del fútbol. Todas las virtudes futbolísticas se quedan cortas si las comparamos con aquellos que tienen el don del gol, el don de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Y eso lo tiene Maxi.
Los cinco goles que han marcado han sido de todos los estilos posibles para un delantero centro. Apareciendo por sorpresa como ayer, rematando de forma acrobática como el primero ante la Real Sociedad, cabeceando un saque de esquina completamente solo después de eludir la vigilancia de su marcador. Es un delantero muy completo en todo lo relacionado con el gol.
Y además puede aportar cosas interesantes a un equipo que se ahoga cuando el rival presiona la salida de balón. Ayer le vimos bajar auténticos melones que caían a sus pies e iniciaban la jugada dando aire al equipo. Es una alternativa que seguramente Unzué ha empezado a valorar y que ayer implementó el equipo, aunque no siempre lo hizo o lo pudo hacer. Maxi aporta algo más que goles, pero marcando es un top class, un jugador que marca diferencias y que hace parecer unas migajas los 4,3 millones de euros que pagó el Celta por sus servicios este verano.
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