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| Foto: LFP |
Más allá de tácticas, propuestas o mercados de fichajes, algo marcó al Celta de la pasada temporada: Iago Aspas. El equipo vigués bailó al son que marcaba el moañés, que firmó la temporada de su vida en el club que lo vio crecer y al que había regresado tan solo un año antes tras un periplo por Inglaterra y Sevilla.
Aspas finalizó el año con 26 goles en 49 partidos. Cifras espectaculares para una temporada inolvidable para el celtismo y para el propio jugador. Gran parte de los logros alcanzados se deben al excelente momento de juego que atravesó el canterano. Por eso será muy importante esta temporada lo que haga Aspas para entender hasta donde puede llegar el Celta.
Y aunque es muy pronto para hacer balances, es evidente que el momento de forma de Aspas no es el mejor. Tiene la gran capacidad de aparecer en la peor de las circunstancias, de dar siempre la cara y es el típico futbolista que debe estar siempre en la cancha, pero no está atravesando su mejor momento, y eso acaba reflejándose en los resultados.
El pasado curso fueron muchos los partidos que salvó Aspas por una acción individual, un chispazo que cambiaba el rumbo del partido y daba puntos muy importantes al Celta. Fue una temporada casi sobrehumana, y eso es lo que necesitará el Celta para repetir lo conseguido, y mantener las aspiraciones europeas. No dudamos que la mejor versión de Aspas llegará, y entonces, cuando llegue ese momento, el Celta será aún más peligroso de lo que ya es.
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