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Foto: Ferrol360.com |
Hace unos días el Celta nos sorprendió con el anuncio por parte de Felipe Miñambres de que Samu Araújo sería el reemplazo de Planas. El defensa haría la pretemporada con el equipo y contaba con muchas opciones de quedarse y ocupar el puesto que había dejado vacante el catalán tras su salida del club. Era una apuesta del club que solo cabía aplaudir porque era coherente con el discurso de club de cantera que tanto se repite en Praza de España.
Samu acumula varios años en el filial y apenas había tenido oportunidades con los mayores, incluso cuando las ausencias obligaron a reconvertir a jugadores habituados a otras demarcaciones en lateral. Por tanto era un paso adelante muy importante en la política de cantera del club. Sin embargo el viernes, el mismo Felipe, situó a Samu a la altura de Brais, Iván Villar y Diego Alende, dando a entender que tendría que ganarse un puesto en el primer equipo, algo que no era ni mucho menos seguro.
Esto es algo que más o menos se intuía. El club en ningún momento realizó promesa alguna, al menos en pública, acerca de las opciones que tenía Samu de seguir en el primer equipo. El caso es que el jugador tenía claro que tras cuatro años en el filial había llegado el momento de dar el salto a un conjunto de categoría superior, bien fuese el Celta o bien cualquier otro club a través de una cesión.
Desde Praza de España no le pudieron garantizar que tendría un hueco en el Celta, ya que principalmente la idea del club era la de que balancease entre el primer equipo y el filial. Unzué quería contar con él para los imprevistos que pudieran surgir a lo largo del curso, pero el club no quería tener al futbolista chupando banquillo todo el año. Es una postura en cierta manera lógica por parte del club, pero que no colmaba las exigencias del futbolista.
Hace unos días me llegó el rumor de la cesión de Samu al Barcelona B, que descarté por improbable. No encaja la cesión en un club como el Barcelona, ni tampoco el hecho de que Samu decidiese dar ese paso sabiendo de las dificultades que tendrá para hacerse con un hueco. En el Mini Estadi tendrá que pelear, entre otros, con Marc Cucurella, un jugador del 98, internacional Sub-19, y que es una de las más firmes promesas de la cantera catalana.
La diferencia entre el Celta y Samu Araújo es que este último, aún sabiendo de la dificultad que entraña su paso por Barcelona, ha apostado por él. Se ve convencido de que puede tener minutos y triunfar, a pesar de que todo apunta a que no será sencillo. En casa Celta faltó esa decisión, la de apostar por un jugador de la cantera, la de creer en él hasta el final y darle un sitio en el primer equipo y que peleara el puesto de verdad con Jonny, o con quien esté en esa posición el 1 de septiembre. Como diría Jonathan Pereira: “Ou se aposta ou non se aposta”.
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