El añorado Paco


Foto: La Voz de Galicia
Pocos entrenadores a lo largo de los últimos años han despertado tanto cariño entre el celtismo como Paco Herrera. Tal vez Berizzo lo haya podido superar, pero el caso de Herrera tardará en repetirse. Su llegada al Celta fue clave para cambiar el rumbo de un equipo que malvivía en la Segunda División, y que bajo su mando se convirtió en candidato al ascenso. Incluso a pesar de no conseguirlo en su primera tentativa, el técnico había conseguido que la ilusión inundase al celtismo. 

El momento histórico clave en el que llegó Herrera al banquillo celeste le convertirá para siempre en un mito, más allá de los errores o las derrotas que le pudieron costar el cargo posteriormente. Nadie dura eternamente en ningún sitio, y tampoco Paco, pero si en un sitio estará para la eternidad es en el corazón de muchos celtistas. Y eso es difícil de igualar.  Dejó grandes momentos para el recuerdo, como las lágrimas al regreso de Granada, o la felicidad del ascenso. 

Herrera llegó a Vigo con el mismo silencio con el que se marchó, incluso cuando las circunstancias de su salida no fueron las mejores. Destituido tras una derrota en Getafe, enterándose injustamente por la prensa de que Abel sería el nuevo técnico, y por tanto su tiempo en el equipo había acabado. Aún así, mantuvo la compostura y se fue como un señor, derramando lágrimas sinceras en su despedida y dedicando siempre palabras de cariño hacia el club posteriormente. 

Esta tarde se vivirá un nuevo reencuentro de Herrera con el Celta, el último fue hace casi dos años cuando era entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas. Es un amistoso, pero tendrá la oportunidad de saludar a muchos de los jugadores que tuvo bajo sus órdenes en el Celta. Será un momento especial para él y también para el celtismo, que siempre le desea lo mejor al añorado Paco. 

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