Torrecilla, un año después


Foto: Miguel Morenati/Diario AS
Miguel Montes Torrecilla decidió hace más o menos un año que su ciclo en el Celta se había terminado. El salmantino no renovó su contrato con el Celta y emprendió una nueva aventura en el Betis, que de momento no está yendo como seguramente esperaba, pero la trayectoria de un director deportivo no se puede medir por un año de trabajo, sino que los resultados suelen verse a largo plazo. 

A Vigo llegó en el verano de 2009, justo después de que el Celta se librase de una hecatombe en forma de descenso a Segunda B, y en medio de un proceso concursal que le limitaba notablemente. Venía avalado por su buen hacer en el Salamanca, un equipo que entonces estaba asentado en la Segunda División, y que logró buenos fichajes durante su época. A Salamanca le unía, además de su procedencia, su pasado como jugador de ese equipo. Torrecilla fue un central de larga melena, que jugó en la Unión, entre otros equipos. 

El primer año en el Celta fue complicado. Llegaron jugadores como Saulo, Papadopoulos, Cellerino y otros muchos que no acabaron de dar un rendimiento adecuado, pero también fichó a otros como López Garai, Catalá o Bustos, con quienes había coincidido en el Salamanca, que comenzaron a cimentar el crecimiento de aquel Celta que acabaría regresando a Primera División tres años después de su llegada. 

Sus primeros años fueron duros, con apreturas económicas que impedían demasiadas filigranas, pero con el ascenso a Primera la secretaría técnica comenzó a desplegar sus redes para hacerse con jugadores que ofrecieran un salto de calidad real a la entidad. Y lo consiguió con jugadores como Cabral, Krohn-Dehli, Augusto, Nolito, Radoja, Guidetti o Daniel Wass, entre otros. El Celta creció y se situó como uno de los mejores equipos de la Liga, llegando a Europa, donde este año está realizando una gran temporada. 

Gran parte del mérito de este Celta es suyo, aunque Torrecilla no es el arquitecto del Celta, como vendieron en Sevilla los  medios cuando llegó al Betis. El Celta es más que un director deportivo. Detrás hay un gran trabajo de la secretaría técnica, que este año ha seguido dando resultados con jugadores como Pione Sisto, Roncaglia o Jozabed. El Celta tiene una estrategia clara que le lleva a buscar jugadores económicos, con la intención de revalorizarlos y obtener beneficios con su venta para seguir fortaleciendo al equipo para el futuro. Esa es la filosofía y va más allá de la presencia de Torrecilla, cuyo trabajo en todo caso es incuestionable. 

En el Betis querían tomar un atajo con su llegada, pero los grandes equipos no se logran de un año para otro. Es un trabajo laborioso, que seguramente de sus frutos si le permiten trabajar y aplicar la experiencia y lo aprendido en el Celta, contando además con mucho más dinero en su actual equipo. Su primer error fue el fichaje de Poyet para el banquillo, una apuesta personal de la que se le responsabiliza en exclusiva, pero ha incorporado a jugadores interesantes, que explotarán en los próximos años. Si tienen paciencia con él seguramente obtenga buenos resultados en el futuro. 

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