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| Foto: LFP |
Iago Aspas vivió un partido especial en su regreso a la que fue su casa durante la Temporada 2014-15. El moañés vivió un año complicado con Unai Emery, pero guarda un buen recuerdo de la afición sevillista, para la que tuvo palabras justo cuando abandonó la entidad para regresar a Vigo hace casi dos años.
Ayer volvió a ser uno de los mejores del equipo, aunque su juego no fue suficiente para que el Celta lograse la victoria en un partido irrelevante en cuanto a la clasificación, pero siempre importante por la entidad del rival. En todo caso el canterano no se fue de Sevilla sin mojar. Lo hizo transformando un penalti con su habitual eficacia, y decidió no celebrar el gol por respeto a los aficionados sevillistas.
Tras marcar se dirigió a la grada juntando sus manos para pedir perdón por el gol, aunque inmediatamente corrió junto al resto de sus compañeros para recibir las felicitaciones por poner el empate en el marcador. Eso sí, Aspas interrumpió si habitual liturgia y no se señaló el escudo tras anotar.
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