 |
| Foto: EFE |
Una de las grandes revelaciones del primer trimestre de 2017 ha sido Andreu Fontàs. El zaguero catalán sufrió una de las peores lesiones que puede padecer un futbolista, especialmente por el periodo de recuperación. Su verano también fue complicado, así que esta temporada, que debía ser la de su vuelta real al equipo, no fue lo que se esperaba en un primer momento.
Sus primeros partidos con el Celta evidenciaron que necesitaba una puesta a punto a fondo. Durante su ausencia, Sergi Gómez ganó terreno, el Celta le renovó el contrato y recibió ofertas importantes de Inglaterra. La llegada de Roncaglia, que ha dado muy buen resultado tanto por el lateral como de central, situaban a Fontàs como el último central del equipo, solo por delante de David Costas, que en la práctica era un lateral para Berizzo.
Fontàs sabía que sería una carrera de fondo. Se preparó, se entrenó, trató de aprovechar al máximo los minutos que tenía, y poco a poco fue ganando importancia en el equipo hasta alcanzar la titularidad en los últimos partidos de la Europa League, lo más importantes de la temporada.
A pesar de ser un central discutido en ocasiones, Fontàs aporta al equipo cosas que valora Berizzo. Su salida de balón ayuda al equipo, especialmente en acciones de ataque estático en las que el zaguero se suma a la medular y ayuda en la distribución. Es cierto que no es excesivamente contundente ni un primor por alto, pero maneja bien el espacio, se sabe situar, intuición que hereda de sus tiempos de mediocentro, y ayuda a los volantes en la elaboración.
Lo mejor para Berizzo es que cuenta con cuatro centrales con características muy diferentes, y puede elegir perfiles en función del rival o de las necesidades del equipo. Fontàs ya no es el último, es uno más, y ahora mismo está más cerca de la titularidad que del banquillo en los partidos importantes. Como Cachamuíña al frente del ejército vigués, Fontàs ha reconquistado su puesto en el equipo.
0 comentarios:
Publicar un comentario