La mala suerte se ceba con Rubén Blanco


Foto: EFE
Desde hace unos años, en casa Celta tienen claro que Rubén Blanco es el guardameta del futuro. Lo han tratado con cariño desde que empezó a destacar en el filial, sin fichar a ningún portero, depositando en él toda la confianza para que creciese, y lo cierto es que lo ha ido haciendo. Quemando etapas y aprendiendo de sus compañeros. 

Este debía de ser su año. Sergio Álvarez no estuvo fino el año pasado, y lo natural era que Rubén asumiese la titularidad para esta temporada. Entonces empezaron las lesiones. La primera llegó en la pretemporada, y le impidió estar en los primeros encuentros de la temporada, como le había sucedido el año anterior con aquella lesión ante el Levante en la primera jornada del campeonato. 

El caso es que volvió, y a diferencia del año anterior, lo hizo con fuerza, ganándose sin discusión alguna la titularidad. Pero en enero las lesiones volvieron a llamar a su puerta, y entonces Sergio se agarró a esa oportunidad, con actuaciones colosales, coronadas con su partido de diez ante el Shakhtar en la vuelta de la Europa League. 

Así que Rubén sabía que tendría que volver a gran nivel, y volvió a sorprender, demostrando que su crecimiento es real, y que va por el buen camino. Pero de nueva las lesiones se cruzan en su carrera. Esta última no parece ser muy grave, aunque podrían tenerle fuera de la circulación durante un par de partidos, precisamente el del Camp Nou y la Europa League. No, no tiene fortuna el bueno de Rubén. 

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