El precio no es el problema


Esta semana hablábamos en nuestro canal de YouTube de las bajas asistencias que se han registrado en el estadio Municipal de Balaídos en los dos últimos encuentros, siendo especialmente preocupante la última entrada, en el partido frente al Espanyol, con 11.500 espectadores. Ayer, incluso el propio Berizzo habló de este asunto en la rueda de prensa previa al ser preguntado por un periodista. 

Es un problema que hay que resolver, y la solución no es ni mucho menos sencilla. Todo lo contrario. Es muy compleja. Durante estos días han sido muchos los que han  coincidido al opinar que era una cuestión de precios, la crisis económica y otros mitos. Digo mitos, porque en este caso es evidente que el problema no es ese. 

El Celta tiene, según cifras aportadas por el Presidente esta semana, 22.000 abonados. Esos abonados no son reales, ya que 1.600 plazas corresponden a la grada de fondo, vendida al Concello, y otro buen número, a acuerdos y convenios que tienen con diversas entidades o clubes de la ciudades. Es probable que la cifra real de abonados esté en torno a 19.000. 

Eso significa que el pasado miércoles ha habido 8.000 abonados que, teniendo el abono pagado, decidieron quedarse en su casa, ver el partido por televisión, o ver al Madrid, que jugaba a la misma hora. A saber. Es difícil conocer las causas, pero es clave, pero sería bueno no enfocarse en un aspecto como el económico, ya que el miércoles, incluso poniendo las entradas gratis, hubiese sido imposible pasar de los 15.000.  

Y es que el problema, más allá de los precios, es que, una vez comprado el abono, muchos deciden quedarse en casa. De hecho, los abonos del Celta, a pesar de que la política informativa del club es pésima y hace creer lo contrario, no son caros en comparación con otros equipos de Primera División. El problema está en la forma de llegar al estadio, en la forma de salir del mismo, primero en el tiempo para desalojar el estadio, y después para salir con el coche. Los horarios tampoco ayudan, y a lo mejor es que somos menos de los que pensamos. 

Que cuando vienen Madrid, Barcelona o Deportivo, siempre se va a llenar, pero en el resto de partidos parece que el celtismo entre en un preocupante proceso de hibernación que le lleve a preferir ver los partidos en su casa. Y sí, podrían poner los abonos más baratos, y subiría el número de socios, pero,  ¿eso evitaría que los 8.000 que se quedaron el miércoles en su casa lo hicieran? En absoluto. El siguiente paso sería la profesionalización. Es decir, aficionados profesionales que cobren por ir al estadio.

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