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| Foto: José Jordan/Getty Images |
Desde su regreso a Primera División en el año 2012, el Celta pelea contra una maldición que le persigue y se acrecenta cada temporada. Es incapaz de ganar, e incluso de puntuar, después de cada parón por los partidos de selecciones nacionales. Un dato bastante esclarecedor señala que en estos cinco años solo una vez logró el Celta ganar después de un parón de estas características.
Este año el resultado está siendo igual de dramático que en años anteriores, pero incluso peor, ya que no solo pierde sino que suele salir derrotado y dañado de estos encuentros. El primer parón fue en el mes de septiembre, y tras el regreso cayó derrotado por el Atlético de Madrid por un contundente 0-4.
Igual de contundente fue el regreso del equipo tras el segundo parón del año. Tocaba visita a la difícil cancha del Villarreal, y el Celta regresó a Vigo con una manita. Un 5-0 que dejó el equipo tocado antes del derbi, aunque supo rehacerse. En el último parón hasta la fecha, el equipo volvió a la competición jugando ante el Eibar, y cayendo derrotado en Ipurúa (1-0), un partido en el que además sufrió la expulsión de dos jugadores, y una sanción de 4 partidos para Hugo Mallo.
Este fin de semana intentará revertir la situación y comenzar a cambiar una historia que se ha convertido en un mal endémico para los vigueses.
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