La tragedia fue belga


REUTERS

Quizás tenía que ser así. En 93 años de historia el Celta le ha cogido el gusto a vivir en el alambre. Muchas veces ha perdido el equilibrio, precipitándose al vacío, y otras ha conseguido salir airoso cuando todos los pronósticos auguraban un final infeliz. Esta vez se aproximó al fuego, lo rozó con los dedos, pero no terminó de quemarse. El Ajax actuó en Lieja como traje ignífugo de un equipo concentrado en rematar en Atenas los deberes que había dejado para última hora en las cinco jornadas anteriores. Cumplió con su parte, imponiéndose a un pobre Panathinaikos, y aprovechó el favor holandés para convertir en belga la tragedia griega. Las rotaciones masivas y toda la polémica derivada de ellas quedarán en el olvido. Ya nadie se acordará de la gestión de esta primera fase de la competición. El Celta está en dieciseisavos.

A diferencia de aquella noche de hace hoy 13 años en San Siro, la de Atenas difícilmente permanecerá en el rincón de la memoria reservado a los grandes recuerdos celestes. Fue un partido insulso, aburrido, condicionado en exceso por el tempranero gol de Guidetti, al que un exquisito centro de Hugo Mallo encontró a medio camino entre los dos centrales helenos. El Celta consiguió a los tres minutos lo más difícil, traspasar la presión a Bélgica y podar gestionar su partido. Bastaron pocos minutos más para cerciorarse que el Ajax no había ido a Lieja de paseo. 

De hecho, durante los 90 minutos jugaron mejor los neerlandeses que el propio Celta. Los de Berizzo fueron el equipo sin ideas ofensivas del primer tramo de temporada. Un Orellana en pleno proceso de reactivación tras la lesión y la ausencia de Aspas eran una losa demasiado difícil de superar. Tampoco era capaz de controlar el encuentro a través de la pelota, la cual arrebataron en varios momentos los griegos. No obstante, parecía bastar con una defensa correcta para conservar la ventaja, agrandada más tarde con el gol del Ajax en el Maurice Dufrasne. El Panathinaikos demostró el porqué de su triste andar en la competición, sin más peligro que un par de acercamientos al área celeste que no llegaron a inquietar a Rubén.

Sin "Tamudazo a la belga" se llegó al final soñado por los celtistas. El Celta avanza y estará el lunes en el bombo de los dieciseisavos de final, donde esperan pocas cenicientas y muchos cocos. Pero esa será otra historia. Por el momento toca disfrutar de una clasificación que no por sufrida deja de ser lógica. El Celta era cuanto menos el segundo mejor equipo de los cuatro. Sólo una mala gestión de la competición por parte de Berizzo condujo a un todo o nada en las dos últimas fechas que por suerte sonrió a los de celeste. Aunque la moneda también pudo haber salido cruz. Finalmente no fue así y la tragedia griega, afortunadamente, fue belga y no gallega.


0 comentarios:

Publicar un comentario